
El pensamiento: es consecuencia o hijo de la creencia, a la conducta de fracaso o de éxito (el éxito o el fracaso es una conducta), precede pensamiento predominante.
Es decir la persona exitosa, no llega a esta instancia por suerte o por preparación (estas son herramientas necesarias pero no determinantes), llegan por tener pensamiento predominante de éxito, para que haya pensamiento predominante debe previamente existir creencia positiva que lo genere, lo alimente, lo sustente y lo conduzca a puerto de realizaciones.
Entre el éxito y el fracaso sólo existe una línea muy estrecha que poca gente conoce de verdad con la precisión que debe ser conocido una herramienta insolayable para los resultados deseados.
El éxito puede ser fortuito o programado.
El éxito fortuito es aquella que se produce emprendiendo una actividad sin aplicar conscientemente las leyes mentales que la convierten en éxito, es decir la mente lo realiza pero sin programa. Se programa el éxito cuando se conoce las leyes mentales que la convierten en éxito y se la aplica estrictamente asegurando de esta manera el éxito desde el inicio.
Nadie que aplique la ley correctamente puede fracasar y nadie que aplique la ley puede triunfar por largo tiempo sin sufrir la consecuencia negativa de las trasgresiones de la ley.En nuestro artículo anterior sosteníamos que todo lo que existe tiene una ley que lo convierte en realidad.
La ciencia no inventa de manera arbitraria, estudia las leyes ocultas o desconocidas por el común de la gente y las sigue estrictamente, demostrándose de esta manera que desde el inicio hay un proceso, una ley, un patrón que debe ser respetado y seguido puntillosamente.
Si así se hace siempre, siempre se obtendrá éxito.
Nuestra mente fue programada por otras personas, algunas muy positivas, producirá siempre resultado positivo.
Otras muy negativa, producirán siempre resultado negativo.
El desafío: descubrirlo y cambiarlo por programa positivo.
Hasta nuestra próxima nota.
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